lunes, 5 de octubre de 2009

¿Y ahora, River?

Astrada, de último paso por Estudiantes de La Plata



O el título tendría que ser: ¿y ahora, Aguilar? Porque el presidente del Club Atlético River Plate sufrió un nuevo revés deportivo ante la renuncia de Néstor Gorosito, consumada oficialmente luego de la derrota ante San Lorenzo por 2 a 1, en el Nuevo Gasómetro. La salida de “pipo” era algo de esperar, en vista de los malos resultados obtenidos en los últimos diez meses... diez meses desde la asunción del ex enganche, porque los problemas en el conjunto de Núñez ya son de larga data.
Octavo en el último torneo Clausura, eliminado en primera ronda de la Libertadores (en un grupo excesivamente fácil, con rivales de la talla de Nacional de Paraguay, Nacional de Uruguay y Universidad San Martín de Perú), eliminado en primera ronda de la Sudamericana ante Lanús y un actual puesto 14, con una victoria en siete partidos y cuatro derrotas, fue suficiente para que Gorosito diera el portazo, por más que haya declarado poco tiempo atrás que tenía las “pelotas suficientes para quedarse hasta diciembre”. Y el 38.2 % de los números sin mencionar que el elenco de Núñez se encuentra a 16 puntos de la Promoción, lugar ocupado en la actualidad por Racing y Central.
Sin tiempo que perder, Aguilar se vio en la obligación de salir de la modorra y moverse. Su intención, y la de los dirigentes más allegados, es sencilla: convencer a los candidatos a presidente (las elecciones son en diciembre) para que cada uno de ellos lo tenga como prioridad a Leonardo Astrada. Sí, al mismo técnico que sacó campeón a River en el Clausura ’04 y luego lo trataron como a un sujeto sin historia en Núñez. El problema es que Hugo Santilli, uno de los grandes candidatos a sentarse en el caliente sillón que dejará Aguilar, ya se manifestó en contra de esta decisión, y afirmó que en caso de resultar ganador, no va a tener ningún reparo en despedir al “negro” y contratar al técnico que tanto lo desvela: Ramón Díaz.
Entonces, si no hay quórum entre los dirigentes y futuros presidentes, Aguilar optaría por el plan B: contratar interinamente hasta diciembre a Omar Labruna, hombre importante de la casa pero sin espalda suficiente para hacerse cargo del momento actual. En otras palabras: es un entrenador sin pasos por clubes importantes, y fue partícipe principal del descenso a la B Nacional de Gimnasia de Jujuy, y con Belgrano perdió un par de Promociones a Primera, y acaba de ser despedido por malos resultados.
En un tercer orden, aparece la chance concreta de que sea Matías Almeyda quien se ponga el buzo de DT. El “pelado” se encuentra haciendo el curso de entrenador y ya avisó que si los dirigentes le piden que “deje de jugar y asuma como entrenador”, lo hace “ya mismo”. Claro que Labruna y Almeyda son opciones en caso de que se caiga definitivamente la opción principal.
Aguilar quiere de manera urgente a Astrada. De ser posible, que comience el nuevo ciclo el mismo miércoles que viene para ya poder dirigir ante Independiente, en el Monumental, el próximo domingo.
Las próximas horas, entonces, serán fundamentales para la vida política y futbolística de River. Un River que ya no tiene más margen de error.

Nicolás Fábrega

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