Si alguna vez fue divertido, ya no lo es. River no sólo sufre por los problemas futbolísticos e institucionales, sino que últimamente ha venido haciendo el ridículo. El semestre pasado convivió con las burlas diarias acerca del nivel de Cristian Fabbiani, confeso hincha del club pero que, como jugador, marcó apenas dos goles. Hace ocho meses, mientras Boca, San Lorenzo y Tigre disputaron un triangular para dirimir al campeón, la institución de River acabó en el último puesto por primera vez en su historia... y los de Carlos Ischia terminaron por dar la vuelta.
Y ahora esto. Matías Almeyda regresó a River. ¿Cómo asesor? ¿Cómo ayudante de Néstor Gorosito? ¿Cómo entrenador de mediocampistas? No, no y no. Llegó como refuerzo. Desde ayer a las 20, cuando firmó contrato por un año en las oficinas del Monumental, es uno más del plantel de “pipo”. Sí, se había retirado en el 2005 tras disputar tres partidos en el Lyn de Noruega, pero volvió para defender los colores de Fénix en la Primera C durante el 2009, aunque sólo salió dos veces a la cancha y en en ambas fue expulsado y, ahí sí, decretó el retiro definitivo. O no. Ya a principios de agosto había declarado que “pagaría por jugar en River”. Pero no fue necesario llegar a tanto. Incluso, el conjunto de Núñez será el encargado de abonarle un sueldo en base a productividad. En el contrato se estableció una cláusula que indica que el vínculo puede romperse en diciembre si el nivel del volante tapón no conforma o se lesiona. Caso contrario, seguirá al menos hasta junio de 2010.
“Moría por esta chance. Vuelvo a soñar. Sólo le pido a Dios que me dé fuerza en la parte física”, comentó, y agregó de inmediato: “En su momento dije que me iba a retirar joven, pero lo que no aclaré fue cuántas veces iba a volver”. Y la broma de Almeyda es, en realidad, una verdad irrefutable. Porque el elegante mediocampista abandonó las canchas a los 31 años, tras jugar con Quilmes cinco partidos en seis meses (sólo se lo había inscripto para la Libertadores). Luego coqueteó con River tras haber anunciado su despedida, aunque no terminó llegando a un acuerdo... y se fue a Independiente. Allí se quejó de la realidad y la inseguridad que se vivía en el país y, antes de debutar, se marchó a Noruega. Y luego de esa fugaz experiencia, colgó los botines.
Se dedicó a jugar al showbol con Soñora, Goycochea, Redondo y Amato, entre otros, hasta que en marzo de ese año sorprendió a todos cuando firmó para Fénix. Y tras su paso por el Súper 8, le llegó esta nueva oportunidad de defender la camiseta con la que debutó y ganó cuatro títulos en 98 partidos. Si, a River le faltan jugadores en su puesto. Cuenta sólo con Oscar Ahumada (que, además, deberá ser operado por dolores en el tobillo), Nicolás Domingo (relegado por cada técnico que pisa Núñez) y Miguel Paniagua, refuerzo proveniente de Guaraní de Paraguay, pero haber contratado a un jugador de 35 años que hace más de cuatro que no juega de manera profesional ante jugadores de renombre, es una experiencia que puede salirle cara a los “millonarios”. River y José María Aguilar tienen mucho por perder. Y sino, basta echarle una mirada a los números del último año y medio.
Y ahora esto. Matías Almeyda regresó a River. ¿Cómo asesor? ¿Cómo ayudante de Néstor Gorosito? ¿Cómo entrenador de mediocampistas? No, no y no. Llegó como refuerzo. Desde ayer a las 20, cuando firmó contrato por un año en las oficinas del Monumental, es uno más del plantel de “pipo”. Sí, se había retirado en el 2005 tras disputar tres partidos en el Lyn de Noruega, pero volvió para defender los colores de Fénix en la Primera C durante el 2009, aunque sólo salió dos veces a la cancha y en en ambas fue expulsado y, ahí sí, decretó el retiro definitivo. O no. Ya a principios de agosto había declarado que “pagaría por jugar en River”. Pero no fue necesario llegar a tanto. Incluso, el conjunto de Núñez será el encargado de abonarle un sueldo en base a productividad. En el contrato se estableció una cláusula que indica que el vínculo puede romperse en diciembre si el nivel del volante tapón no conforma o se lesiona. Caso contrario, seguirá al menos hasta junio de 2010.
“Moría por esta chance. Vuelvo a soñar. Sólo le pido a Dios que me dé fuerza en la parte física”, comentó, y agregó de inmediato: “En su momento dije que me iba a retirar joven, pero lo que no aclaré fue cuántas veces iba a volver”. Y la broma de Almeyda es, en realidad, una verdad irrefutable. Porque el elegante mediocampista abandonó las canchas a los 31 años, tras jugar con Quilmes cinco partidos en seis meses (sólo se lo había inscripto para la Libertadores). Luego coqueteó con River tras haber anunciado su despedida, aunque no terminó llegando a un acuerdo... y se fue a Independiente. Allí se quejó de la realidad y la inseguridad que se vivía en el país y, antes de debutar, se marchó a Noruega. Y luego de esa fugaz experiencia, colgó los botines.
Se dedicó a jugar al showbol con Soñora, Goycochea, Redondo y Amato, entre otros, hasta que en marzo de ese año sorprendió a todos cuando firmó para Fénix. Y tras su paso por el Súper 8, le llegó esta nueva oportunidad de defender la camiseta con la que debutó y ganó cuatro títulos en 98 partidos. Si, a River le faltan jugadores en su puesto. Cuenta sólo con Oscar Ahumada (que, además, deberá ser operado por dolores en el tobillo), Nicolás Domingo (relegado por cada técnico que pisa Núñez) y Miguel Paniagua, refuerzo proveniente de Guaraní de Paraguay, pero haber contratado a un jugador de 35 años que hace más de cuatro que no juega de manera profesional ante jugadores de renombre, es una experiencia que puede salirle cara a los “millonarios”. River y José María Aguilar tienen mucho por perder. Y sino, basta echarle una mirada a los números del último año y medio.
Entre el Clausura ’09, Apertura ’08, Libertadores ’08 y ’09 y Sudamericana ’08 y ’09, River jugó 57 partidos, de los cuales ganó y empató 17 y perdió en 23 ocasiones. Eso significa apenas el 39.7% de los puntos en disputa. Para un club con historia, son números que lastiman y dejan heridas. Se puede retrucar afirmando que en julio del año pasado se consagró campeón, pero no hay que olvidarse que seis meses después hizo cola. De una u otra manera, River no está para regalara nada. Y reforzarse con piezas como Almeyda (un excelente ex jugador, pero sólo eso: ex) o Cohene Mereles (pasó tras una prueba con otros dos jugadores) no es la solución y marca a fuego el momento de la institución.
Nicolás Fábrega
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