Definitivamente, algo no está bien en el fútbol argentino. Los clubes se endeudan como si fuera algo natural y cotidiano (de hecho, lo es), les prometen a los jugadores sueldos y primas que después no pagan y, a la vez, continúan negociando para sumar players a sus equipos. ¿Cómo puede ser que Racing, inhibido por una deuda de 100 mil pesos con agremiados por las malas negociaciones que en su momento hicieron por Hilario Navarro y Diego Manicero, fiche para el Apertura a nueve hombres y haya hecho una oferta concreta de 500 mil dólares por la mitad del pase de Orión? ¿No era mejor desembolsar lo que debe y recién ahí salir a husmear por el mercado?
Sí, perfecto. El arquero de San Lorenzo continúa perteneciendo a esa institución, pero la intención de Racing es clara: quiere traerlo por más que ya haya fichado a Pablo Santillo y esté ahí de cerrar trato con Jorge De Olivera (depende de la salida de Cuenca). Es más: quiere traerlo a pesar de que Caruso Lombardi afirmó que “¿quién lo pidió a Orión? Que traigan al que quieran, pero mis arqueros son Santillo y De Olivera”. Duro, pero frontal. A la vez, no todos los dirigentes del club de Avellaneda confían en el ex Banfield y Chicago, y pretenden a alguien de experiencia para el puesto.
Lo cierto es que hay una diferencia de 150 mil dólares, puesto que la institución de Boedo pide 750 mil dólares por la mitad del pase, y Racing, que ofrece 500 mil, se estiraría 100 mil dólares más. Ahora, si tienen ese dinero, ¿por qué no pagan la deuda con agremidados, que incluso es un número mucho menor?
San Lorenzo, por caso, tuvo que desprenderse de Andrés Silvera para poder repatriar a Leandro Romagnoli. Sucede que con el delantero tenían una deuda de 200 mil dólares, y no podían pagarla. Entonces, encontraron la salida perfecta vendiéndole el jugador a Independiente en 650 mil dólares y, con ese dinero, poder hacer frente a su obligación con el ex Huracán, que jugó poco y nada en el último semestre. Sin dos de los sueldos más caros en plantel (el del “cuqui” y Orión), la dirigencia “cuerva” le ofreció a Romagnoli, su hijo predilecto, un contrato de dos millones de dólares por tres años. Eso sí: fueron pacientes y aguardaron hasta último momento para que el enganche pudiera desvincularse del Sporting de Lisboa por su cuenta, sin que San Lorenzo tuviera que abrir su billetera. Ahora, la cuestión residirá en saber si van a poder cumplirle al “pipi” todo lo que le prometieron.
Así anda el fútbol argentino. Sin un centavo para pagar deudas, pero con las billeteras listas para traer gente nueva al barco. No importa cómo. El objetivo es que estén y jueguen, al menos, seis meses. Después se verá cómo se les paga... en el mejor de los casos.
Nicolás Fábrega
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